As coisas que existiam antes de tu morreres
e as coisas que surgiram depois:
Às primeiras pertencem, antes do mais,
as tuas roupas, as jóias e as fotografias
e o nome da mulher que te deu o nome
e também morreu jovem
Mas também um par de receitas, o arranjo
de um certo canto na sala,
uma camisa que me passaste a ferro
e que guardo cuidadosamente
debaixo da minha resma de camisas,
algumas peças de musica, e o cão
sarnento que por aí anda
com um sorriso estúpido, como se ainda aqui estivesses.
Às últimas pertencem a minha caneta,
um perfume conhecido
na pele de uma mulher que mal conheço
e as novas lâmpadas que pus no candeeiro do quarto
que iluminam o que leio acerca de ti
em todos os livros que leio.
As primeiras recordam-me que exististe,
as últimas que já não existes.
Que sejam quase indistinguíveis
é o mais difícil de suportar.
e as coisas que surgiram depois:
Às primeiras pertencem, antes do mais,
as tuas roupas, as jóias e as fotografias
e o nome da mulher que te deu o nome
e também morreu jovem
Mas também um par de receitas, o arranjo
de um certo canto na sala,
uma camisa que me passaste a ferro
e que guardo cuidadosamente
debaixo da minha resma de camisas,
algumas peças de musica, e o cão
sarnento que por aí anda
com um sorriso estúpido, como se ainda aqui estivesses.
Às últimas pertencem a minha caneta,
um perfume conhecido
na pele de uma mulher que mal conheço
e as novas lâmpadas que pus no candeeiro do quarto
que iluminam o que leio acerca de ti
em todos os livros que leio.
As primeiras recordam-me que exististe,
as últimas que já não existes.
Que sejam quase indistinguíveis
é o mais difícil de suportar.
Henrik Nordbrandt (1945)
Tradução de Rui Guerra
CORTASTE UNA ROSA
Cortaste una rosa mientras yo dormía
y la pusiste en el vaso de mi mesilla
encima de una carta de despedida.
Tiré la rosa en una barca de remos
y dejé que se la llevase la corriente
allí desapareció bajo los sauces llorones
en un lugar donde el río formaba un meandro.
La barca se llevó la rosa.
La corriente se llevó la barca.
El río se llevó el puente
donde las mujeres se paseaban por la tarde
cuando el sol teñía de rojo al río.
A ti se te llevó el puente.
La barca era de un verde sucio
vieja, estaba llena de agua, medio podrida
y se llamaba Amalie II.
Y así pasan las cosas, yo ahora vivo
solo, en una habitación rosa, en un paisaje azul
y añoro con la misma fuerza
eso que hay detrás de las montañas brumosas
yeso que se esconde de sí mismo
dentro de mí
entre las palabras de tu carta.
Existir es saber.
Viajar es sufrir.
Lo primero no lo quiero.
Lo segundo es superior a mis fuerzas.
y la pusiste en el vaso de mi mesilla
encima de una carta de despedida.
Tiré la rosa en una barca de remos
y dejé que se la llevase la corriente
allí desapareció bajo los sauces llorones
en un lugar donde el río formaba un meandro.
La barca se llevó la rosa.
La corriente se llevó la barca.
El río se llevó el puente
donde las mujeres se paseaban por la tarde
cuando el sol teñía de rojo al río.
A ti se te llevó el puente.
La barca era de un verde sucio
vieja, estaba llena de agua, medio podrida
y se llamaba Amalie II.
Y así pasan las cosas, yo ahora vivo
solo, en una habitación rosa, en un paisaje azul
y añoro con la misma fuerza
eso que hay detrás de las montañas brumosas
yeso que se esconde de sí mismo
dentro de mí
entre las palabras de tu carta.
Existir es saber.
Viajar es sufrir.
Lo primero no lo quiero.
Lo segundo es superior a mis fuerzas.
Henrik Nordbrandt (1945)
Tradução de Francisco J. Uriz
METRO
Tú
trabajavas en una oficina
del edificio donde yo alquilaba
un par de habitaciones
y una cocina desesperadamente destartalada.
Yo trabajaba
justo a la vuelta de la esquina
del lugar donde tú vivías.
Por la mañana
cuando tú subías com el metro
yo bajaba.
Por las tardes era al revés.
Y además he oído
aunque todavía no lo he visto
que ambos trenes se arrastraban mutuamente.
Maldito sea el día
en que tú com motivo de un informe
de la dirección general de Aguas
trabajaste horas extra ¡y se acabo el café!
¡Y maldita sea la casualidade
que hizo que yo justo aquel día
hubiera comprado un paquete de repuesto!
Ahora vamos y venimos
ambos al mismo tiempo
para no hablar de los aburridos
viajes al campo
y a ver a la família y a los amigos.
¡No hay equilibrio alguno
ni la más mínima sensación de agrado en tal existencia!
Pero yo entendo al menos ahora
lo hermoso que era
cuando no nos conocíamos
pero subíamos y bajábamos respectivamente
éramos amantes en un sentido misterioso
y desde este momento irremediablemente perdido.
del edificio donde yo alquilaba
un par de habitaciones
y una cocina desesperadamente destartalada.
Yo trabajaba
justo a la vuelta de la esquina
del lugar donde tú vivías.
Por la mañana
cuando tú subías com el metro
yo bajaba.
Por las tardes era al revés.
Y además he oído
aunque todavía no lo he visto
que ambos trenes se arrastraban mutuamente.
Maldito sea el día
en que tú com motivo de un informe
de la dirección general de Aguas
trabajaste horas extra ¡y se acabo el café!
¡Y maldita sea la casualidade
que hizo que yo justo aquel día
hubiera comprado un paquete de repuesto!
Ahora vamos y venimos
ambos al mismo tiempo
para no hablar de los aburridos
viajes al campo
y a ver a la família y a los amigos.
¡No hay equilibrio alguno
ni la más mínima sensación de agrado en tal existencia!
Pero yo entendo al menos ahora
lo hermoso que era
cuando no nos conocíamos
pero subíamos y bajábamos respectivamente
éramos amantes en un sentido misterioso
y desde este momento irremediablemente perdido.
Henrik Nordbrandt, La ciudad de los constructores de violines, Vaso
Roto Ediciones, 2012. Tradução de Francisco J. Uriz
El libro La
constante sensación de extrañeza en aquello que nos es más familiar orienta la
mirada de cada uno de sus poemas. En La ciudad de los constructores de
violines, celebrado por la crítica danesa como uno de sus títulos
fundamentales, esa extrañeza se orienta principalmente al campo de las
relaciones amorosas: el resquicio entre dos gestos, un cambio mínimo en la
forma de relacionarse que supone una mudanza del universo. Libro sagaz y
plural, capaz de encontrar melancolía en el erotismo y hondura en la fugacidad.
El autor Poeta,
novelista y ensayista, Henrik Nordbrandt (Frederiksberg, Dinamarca, 1945) está
considerado unánimemente como una de las grandes voces poéticas de nuestro
tiempo. Danés de nacimiento, mediterráneo de vocación, pues ha pasado gran
parte de su vida en Turquía, Grecia e Italia, es autor de los libros de
poemas Partidas y llegadas (1974), Armenia (1984), 84
poemas (1984), El temblor de la mano en noviembre (1986),
y Puentes de sueños (2000). Además cuenta con dos antologías de su
obra poética: Nuestro amor es como Bizancio(2003) y Horas de visita (2007).
En 2000, obtuvo
el Premio de Literatura del Consejo Nórdico.
https://www.vasoroto.com/?lg=es&id=4&lid=77
“Henrik Nordbrandt” in Folha de Poesia, José Carreiro.
Portugal, 22-09-2017. Disponível em: https://folhadepoesia.blogspot.com/2017/09/henrik-nordbrandt.html
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